En nuestro país es frecuente que, durante los meses de verano, los termómetros se disparen a máximas que superan con facilidad los 30 °C. O que incluso algunos días se ronden los 40 °C. El cuerpo humano se adapta de forma natural a estos cambios de temperatura, activando una serie de mecanismos físicos, como el sudor, que ayudan a mantener estable la temperatura del organismo.
Sin embargo, hay ocasiones en las que el exceso de calor en el ambiente puede ocasionar que el cuerpo no reaccione adecuadamente a estos cambios bruscos. Siendo entonces incapaz de controlar su temperatura, y ocurriendo lo que llamamos insolación o golpe de calor.
Los golpes de calor suceden con mayor frecuencia al aire libre que en interiores. Sobre todo, por una exposición continua al sol. Pero también pueden ocurrir en sitios donde la temperatura no esté bien regulada, o exista una aglomeración de muchas personas. Es raro que alguien que trabaje en una oficina sufra un golpe de calor, pero puede ocurrir si se manifiestan síntomas previos.
Los síntomas más habituales de un golpe de calor van desde un simple dolor de cabeza, hasta una sed intensa, cansancio, debilidad muscular y mareos. Aquellas personas con enfermedades crónicas, problemas de sobrepeso o que sigan ciertos tratamientos médicos, entran en los grupos de riesgo que deben tener más cuidado para no sufrir una insolación.
Saber actuar con rapidez ante una insolación es fundamental, pero también lo es que las empresas tomen medidas de prevención en sus centros de trabajo. Desde el Parque PICA te ofrecemos diez recomendaciones que poner en práctica para tratar de evitar los golpes de calor en la oficina.
1. Mantente hidratado y bebe agua fresca de forma constante, aunque no tengas sed. Lo recomendable es tomar un vaso cada quince o veinte minutos y evita las bebidas con cafeína o muy azucaradas.
2. Usa ropa cómoda, de colores claros y fresca. Tejidos como el algodón o el lino que transpiren y reduzcan la sensación de calor.
3. Reduce todo lo posible cualquier actividad que exija un esfuerzo físico prolongado o intenso. Sobre todo, en las horas centrales del día, entre las doce del mediodía y las seis de la tarde.
4. Adapta y distribuye el ritmo de trabajo. Incorpora ciclos breves y frecuentes de descanso entre cada tarea que estés haciendo.
5. Realiza comidas ligeras. Incluye en tu dieta de verano alimentos hidratantes como frutas y verduras.
6. Aléjate de todas las fuentes adicionales de calor que puedas tener a tu alrededor. Los ordenadores de sobremesa, impresoras y servidores, al estar conectados a la red eléctrica, emiten calor cuando se encuentran en uso.
7. Sustituye las bombillas incandescentes. Las luces LED desprenden mucho menos calor que las bombillas tradicionales, además de ser más sostenibles con el medio ambiente.
8. Trata de dormir las horas suficientes para que el cuerpo descanse. Unas ocho aproximadamente son, como mínimo, necesarias para que el cuerpo reponga energías y evitemos que la fatiga haga acto de presencia.
9. Evita los cambios bruscos de temperatura que suelen darse al entrar o salir de la oficina. Regulando el aire acondicionado de forma gradual y nunca por debajo de los 25°C recomendados.
10. Ventila las habitaciones. Refresca la oficina a primera hora, abriendo las ventanas durante las primeras horas del día en las que hace menos calor.